20080512

Sobre el último libro del Dr. Reinaldo Rojas

RESEÑA

ROJAS, Reinaldo (2007) Federico Brito Figueroa, Maestro Historiador. Barquisimeto: Fundación Buría y el Centro de Investigaciones Histórica “Federico Brito Figueroa” de la UPEL-IPB, 2007, |47 pp. ISBN: 978-980-6087-64-4

Recientemente acaba de salir el libro de Reinaldo Rojas sobre el maestro pensador Federico Brito Figueroa y me compromete la presentación, no sólo porque he sido testigo y actor de esta vivencia sino porque recoge la experiencia con el maestro en las últimas décadas de su vida, y el ulterior desarrollo de la Escuela de Historiadores en Venezuela. Es un trabajo que fue macerado por el Dr. Rojas sobre la base de su experiencia e intercambios personales y académicos con el maestro. Se dice rápido, y pareciera poco en la vida de un maestro que fue longevo, pues vivió largos 78 años, que parecieran más. Fue la etapa de los últimos años de su vida, pero también fue la etapa en donde el pensador se revisaba permanentemente a sí mismo. Es una obra excelentemente escrita y sentida en cinco inmejorables ensayos con un apéndice que recoge una extraordinaria entrevista al maestro; precedida de un magnífico prólogo escrito por el discípulo Dr. Manuel Carrero, quien afirma: “El trabajo docente, investigativo, editorial, difusor y formativo que desarrolla Reinaldo Rojas, pareciera tener su alter ego en la obra realizada por el Maestro Brito Figueroa, razón por la cual continuamente estudia su obra escrita…” p. 13. Con se trata de una obra que ensambla la experiencia académica con la personal, permítase la licencia de hacer dos menciones sobre mi experiencia con el maestro Federico Brito Figueroa: una, académica y otra personal. En cuanto a la académica, quisiera recordar una virtud poco conocida públicamente, pero que en la conversación menuda salía a flote. Se trata de su voluntad de enjuiciarse a sí mismo, así me comentaba en una oportunidad que se reclamaba el haber sido ortodoxo en muchas de sus apreciaciones; hasta el punto que en 1998, me confesó: “si tuviera 10 años menos reescribiría mi obra; yo no tendré tiempo de hacerlo pero Uds, tendrán ese compromiso.” ¡Qué humildad la del maestro Brito Figueroa!, sobre todo porque no era hombre de vocaciones benedictinas. Por eso pensaba que el maestro sólo se realizaría cuando sus alumnos lo superasen. No escondía bibliografía a sus discípulos, aún cuando no la hubiese leído, fue así como prestó su último libro traído de Francia en ese año, se trataba de la edición de la obra de Maurice Halhwachs (1994) Les cadres socieaux de la memoire, y me dijo: “Pascual tu camino en la historia estará cerca de esta obra, espero le sirva, yo no tendré tiempo para leerla.” En verdad, fue fundamental para el análisis epistemológico de la historia de las mentalidades en mi tesis doctoral (2004) La dama, el cura y el maestro en el siglo XIX. Esta recomendación fue básica para mi formación teórica en una tradición historiográfica analista francesa, por eso se preocupaba de que sus alumnos leyeran en lengua materna a Marc Bloch, y la obra de los fundadores de la Escuela de Anales; sin duda que las últimas generaciones formadas por él están más pinceladas de la tradición analista que de las categorías del materialismo histórico, y que Rojas (1995) define así: “La labor desarrollada por Federico Brito Figueroa en la formación de historiadores profesionales se desprende de su definición de la Historia como ´ciencia de los hombres en el tiempo,´ tal como lo propuso en 1941 el gran historiador francés Marc Bloch en su obra clásica Apología de la Historia o el oficio del historiador (…) Para Bloch y para Brito Figueroa, la Historia no estudia el pasado, como se ha dicho y se sigue diciendo en nuestro medio. Estudia al hombre en el tiempo, por lo cual existe en el análisis histórico un diálogo permanente presente-pasado-presente.” (Rojas: 1995:134) En cuanto a la anécdota personal, manifiesto que Federico Figueroa tenía una inmensa comprensión humana, que escondía tras el caparazón de la dureza de su carácter, y su expresión hierática. Sí, Federico Brito Figueroa fue un hombre de una extraordinaria sensibilidad social y humana, además de excelente catedrático. Recuerdo que en una oportunidad, a escasos meses de haberlo conocido en San Cristóbal con ocasión de su visita, y encontrándome en las V Jornadas de Investigación y Docencia en la Ciencia de la Historia en la ciudad de Barquisimeto, hizo gala de una de sus virtudes poco difundidas: la hospitalidad. Me invitó a compartir su habitación, pues tenía disponibilidad de dos camas, y yo venía de San Cristóbal. Y, en ese compartir de una semana pude percibir la presencia de una ser que vivía para estudiar las 24 horas del día; una de las noches antes de conciliar el sueño me pregunto: _ ¿Cómo está tu francés?, a lo que respondí, que lo leía fluidamente. E inmediatamente me colocó los audífonos con la grabación de su conferencia que dictaría ese mismo año en Francia, recuerdo que era sobre Paul Ricoeur. ¿Quíen lo diría? el maestro Brito Figueroa incursionando en la literatura del giro lingüístico, así fue, quizá si el tiempo lo hubiese permitido nos hubiera aportado ese importante acercamiento en el que se reencuentra la Escuela de Annales con la teoría del giro lingüístico. (Es auténtico-el autor)

El maestro Federico Brito Figueroa como historiador desplegó su vocación por más de 60 años, primero como Profesor Titular en la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela (UCV), luego en universidades nacionales, latinoamericanas y europeas. Pero tiene el mérito no sólo de destacarse como investigador sino que formó por lo menos tres generaciones de historiadores en Venezuela. En este sentido Reinaldo Rojas (1995) apuntala que “en su quehacer universitario se conjugan el investigador de extensa y profunda obra sobre nuestro proceso histórico nacional y el educador dedicado a formar nuevas generaciones de historiadores profesionales para el país.” (Rojas, 1995:136) Desde 1960, a su llegada de México y luego de haber realizado sus estudios doctorales concentró sus esfuerzos en la formación de sus discípulos en el campo histórico.

La primera generación, nivel de postgrado, se remonta a 1970 cuando inició las actividades a nivel en la Maestría de la Facultad de Humanidades de la UCV, del cual egresaron destacados historiadores, a saber: Luis Cipriano Rodríguez, Irene Rodríguez Gallad, María Victoria López, José Marcial Ramos Guédez, entre otros. La segunda generación se fragua luego de su jubilación, cuando casi todos piensan regresar al silencio y hundirse en la senilidad de sus días postreros.

En 1981 funda en la Universidad Santa María (USM), el Programa de Especialización, Maestría y Doctorado en Historia, apegado al más puro estilo francés, en donde lo más importante es el sentido de escuela de pensamiento. El Programa de Investigación y Postgrado en Historia en la U.S.M. también se inició bajo su anuencia académica. En 1983, egresó la primera promoción con el nombre de Trigésimo Aniversario de la Universidad Santa María. El Maestro Brito Figueroa enfiló sus derroteros con el lema “trabajando en pequeño, pero pensando en grande." Algunas de esas promociones llevaron los siguientes nombres: Rufino Blanco Fombona, Juan Bautista Fuenmayor, Miguel Acosta Saignes, Trigésimo Aniversario de la Universidad Santa María, y Federico Brito Figueroa (Promoción de Postgraduados en Historia Marc Bloch (1983-1993).

Si hay Maestro entonces podemos pensar en su Escuela, dice el Dr. Reinaldo Rojas. El balance de este proceso, es por demás, importante, “más de doscientos especialistas en Historia Económica y Social de Venezuela, formados en Caracas, La Victoria y Barquisimeto (…) noventa y siete (97) Magister en Historia, la primera promoción de diecisiete candidatos a Doctor en Historia que en 1990 egresan de una universidad venezolana, promoción que llevó el nombre de Centenario de la Academia Nacional de la Historia y finalmente el egreso, hasta la fecha, de catorce doctores en Historia. Estos son sus nombres: Luis Ugalde S.J., Reinaldo Rojas, Zulay Rojo, Catalina Banko, Marcos Andrade Jaramillo, Adelina Rodríguez Mirabal, Inés Ferrero Kellerhoff, Ramón González Escorihuela, José Marcial Ramós Guédez, José Expedito Paredes, Carlos Tulio Tavera, María Victoria López, Antonio García Ponce y Aura Chirinos.” (Rojas, 1995:137) A este grupo le agregamos, los José María Surga, Carmen Saín de Gutiérrez, Felipe Hernández González, Manuel Carrero, Miriam Meza de Borges, Elis Fréites, Diógenes Molina, Héctor Maldonado, José Pascual Mora García, Yariesa Lugo, Emerio Fereira, Irma Marina Mendoza, Egilda Rangel, Enma Martínez, Luis Cortes Riera, Dulce Marrufo, María Rodríguez Crespo, Blanca Sánchez, y William Parra. Esta última generación, fue llevada inicialmente de la mano por el maestro Federico Brito Figueroa pero continuada, luego de su muerte, por su discípulo el Dr. Reinaldo Rojas.

Esta Escuela de Historiadores persevera tutelada por el Dr. Reinaldo Rojas y ha visto sus frutos fundamentalmente en la provincia venezolana, en tal sentido recordamos de la región centroccidental a: Dulce Marrufo (Fundadora y Coordinadora General del Programa de Maestría en Historia de la Universidad Centro Occidental Lisandro Alvarado), Luis Cortés Riera, y María Rodríguez Crespo. Y el grupo de historiadores de la Universidad de los Andes-Táchira integrado por José Pascual Mora-García, Yariesa Lugo Marmignon, Héctor Maldonado, y Emerio Fereira.

Son historiadores que los une una tendencia historiográfica, que al decir de Reinaldo Rojas (2007) es “una escuela de pensamiento histórico formada en las tradiciones del marxismo y la Historia Económico y Social propugnada por los maestros franceses Marc Bloch y Pierre Vilar, es tal vez la definición que mejor puede sintetizar la actuación que en campos de la investigación histórica y en la formación de historiadores profesionales a nivel de postgrado desarrolló Federico Brito Figueroa en Venezuela, a partir de su regreso al país en 1960 hasta su muerte el 28 de abril del año 2000.” (Rojas, 2007:75)

Podríamos decir que en Venezuela la escuela de historiadores fundada por el Dr. Brito Figueroa siguió, guardando las distancias, el mismo camino que las generaciones de la Escuela de Annales en Francia. Eso significa que la primera, segunda y tercera generación anclaron sus investigaciones en la Historia Económico-Social. Y luego fueron apareciendo proyectos, tesis de maestría y doctorado que apostaban por las vertientes de la tercera y cuarta generación de la Escuela de Annales, indagando también en la Historia de las Mentalidades y Representaciones. Esta visión de la historia orienta al historiador para romper con la historia episódica y romántica, la historia lineal y eurocentrista, la historia en migajas y la historia como souvenir, trasciende la historia política y económica, y hunde sus huellas en estudio de las patologías sociales; en este sentido, aborda la investigación histórica en el terreno de lo interdisciplinario. Terrenos otrora vistos con reticencia por las historias tradicionales son terreno fértil en el mismo sentido que lo plantea la Nouvelle Histoire en Francia.

J. Pascual Mora García

Profesor Asociado de la Universidad de los Andes-Táchira, Venezuela.

Doctor en Historia

Vicepresidente de la Sociedad de Historia de la Educación Latinoamericana (SHELA).

20080506

Baje el libro Universidad, Curriculum y Postmodernidad Crítica (PDF)


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